Muertes violentas, lesiones graves, accidentes significativos, asaltos o robos violentos, desastres naturales y abuso sexual, son algunos escenarios que originarían lo que conocemos como TEPT (trastorno de estrés postraumático). Dichos eventos se pueden experimentar de forma directa a través de la propia experiencia e indirectamente por medio de lo vivido por otras personas cercanas a nosotros, produciendo sentimientos aversivos tales como el miedo, la impotencia u horror.
La diferencia entre estos eventos estresantes y otros (por ejemplo: rupturas amorosas, enfermedad de un familiar o desempleo) se centra en la percepción de la pérdida del control sobre la situación y los recursos con lo
que contamos durante y luego de la vivencia. La presentación de síntomas y signos del TEPT se agrupan en tres
categorías:
es volver a experimentar el evento traumático en el presente por medio de pensamientos intrusivos, flashbacks o pesadillas que suelen ir acompañado de emociones abrumadoras y sensaciones físicas.
se aprecia a través de esfuerzos por evitar pensamientos, acciones, personas o lugares relacionados con el suceso traumáticos, junto
a ellos aparecen reacciones fisiológicas intensas cómo respuesta a la exposición de dichos factores internos y externos que representen
simbólicamente o se asimilen a los aspectos vividos durante la experiencia traumática.
Como resultado de los continuos esfuerzos evitativos podemos ver en la persona una incapacidad para experimentar emociones que resultan esperadas o “naturales” frente a algunos escenarios, como si estuviesen desconectados, este estado es conocido como embotamiento/aplanamiento
afectivo.
se manifiesta por medio de la dificultad de concentración y reacciones de sobresalto aumentada ante estímulos
inesperados ya que existe una percepción persistente de una amenaza actual.
Es importante considerar que estos síntomas suelen aparecer de forma inmediata luego de vivir un hecho traumático, y que con el pasar de los días las persona logran gestionar y regular su estado con la finalidad de retomar su funcionamiento cotidiano. En el caso de que estos síntomas duren más de un mes e interfiera en sus esferas de funcionamiento (laboral, familiar, de pareja, etc.) o aparezcan de forma tardía (es decir, luego de meses) sugerimos buscar ayuda profesional debido a que, por un lado, este trastorno no remite sin atención profesional y por el otro, los síntomas pueden dar paso trastornos del ánimo cómo la depresión y ansiedad e incluso originar otros síntomas complejos como la despersonalización y desrealización:
– Despersonalización: Se entiende como la experiencia persistente o recurrente de sentimientos de desapego hacia uno mismo, una alteración sobre la forma habitual en la que nos percibimos cognitiva y corporalmente.
Generalmente es un estado temporal, donde nos sentimos distintos, extraños, raros, perdidos, e incluso desconectados como si fuéramos
un “observador” externo de nuestra experiencia.
– Desrealización: Experiencia en la que existe un distanciamiento
respecto al entorno, se siente el exterior como irreal, extraño,
incómodo, llegando a generar sentimientos de amenaza, alta angustia y descontrol.
Recuerda que, en Psicólogos y Bienestar, tenemos los profesionales con experiencia que te pueden ayudar en este tipo de trastorno.
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