El estilo de apego no es algo elegido, ya que viene condicionado en base a nuestras figuras de apego en la infancia. Si bien es cierto que no elegimos el estilo de apego, ya de adultos tenemos la oportunidad y responsabilidad de transformarlo para mantener relaciones lo más sanas posibles. Pero veamos en que consiste el estilo de apego ansioso y evitativo.
En el estilo de apego ansioso la persona se siente demasiado dependiente de su pareja, hará todo lo posible por complacerla y evitar qué se valla. Siente un gran deseo de intimidad, a veces interpretan los actos como una amenaza a la relación, con un inminente abandono. Las preocupaciones acerca de la relación consumen gran parte de la energía emocional, muy pendiente del más pequeño detalle que pueda delatar que la pareja no la ama tanto como desearía. La consecuencia de todo esto es que eres propenso a los reclamos, a
hacer y expresar cosas que perturban la relación y de las que normalmente se arrepienten al contemplarlas como exageradas.
Entonces se activa el sistema ansioso en conductas tales como pensar constantemente en tu pareja, lo que te genera dificultades para concentrarte en otras tareas. Recuerdas solo buenas cualidades olvidando defectos. Piensa que no te podrás enamorar de nadie más y
me quedaré solo/a.
Por otro lado, el apego evitativo corresponde a una persona en pareja que se relaciona dominado por el miedo a la intimidad. Cuanto más íntima siente la relación, mas amenazado se siente y más tendrá la necesidad de alejarse física y/o emocionalmente. La persona evitativa puede comenzar a sentir miedo cuando ve actitudes en su pareja que amenazan su libertad e independencia, por ejemplo, cuando se siente controlado, cuando la otra persona le exige y reclama, cuando se siente enamorado, en general cualquier
comportamiento que lo haga sentir invadido ya que su mayor temor en
no tener espacio e independencia. Dentro de los estilos de apego, la relación amorosa más compleja es la que se da entre una persona ansiosa y otra evitativa, ya que una
demanda deseos de intimidad y está muy preocupado/a por ello (Ansiosa) y la otra que tiene miedo al compromiso y la cercanía emocional (Evitativa).
En este caso los niveles de satisfacción disminuyen ya que ambos no tienen las mismas necesidades de intimidad y cercanía lo que hace caer en constantes inseguridades, situaciones negativas. La persona de estilo ansioso suele ceder más terrenos llegando a tener problemas de autoestima, se esfuerza mucho en la relación, por miedo
de que la abandonen. Finalmente, la persona evitativa empieza a sentir
pánico y conecta sus estrategias para huir.
¿Te has sentido identificado con alguno de estos estilos de apego?
¿Buscas tener una relación estable o estas en una relación semejante
como la descrita anteriormente?
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